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lunes, 2 de marzo de 2020

Doctrina Clase 8 - La Trinidad de Dios - Anthony Hernandez



Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” (1 Juan 5: 7)


Introducción.
Existe un único Dios verdadero que subsiste en tres personas distintas, estas tres personas participan de la misma sustancia y poseen los mismos atributos, lo que da por resultado que vienen a ser iguales en poder y gloria, tres personalidades que no deben confundirse ni mezclarse, pero una sola sustancia que no debe dividirse.

Partiremos de esta verdad: “DIOS ES UNO”
Verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él” (Marcos 12: 32)

Dios en su sustancia es uno, pero jerárquicamente se nos manifiesta en tres personalidades:
·         El Padre (El Dios creador)
·         El Hijo (El Salvador)
·         El Espíritu Santo (El Consolador)

Desde el inicio de la creación podemos ver que Dios siempre actuó en equipo y pluralmente:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Génesis 1: 26)
Dios no le pregunto a un ángel o cualquier entidad en los cielos acerca de la creación del hombre, porque un ángel no tiene el poder creativo, esa esencia solo está en Dios, cuando Dios dice “Hagamos”, le está diciendo al Hijo y al Espíritu Santo.


Cuando el hombre cae en pecado vemos a Dios hablando en plural nuevamente.
Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre” (Génesis 3: 22)
Siempre Dios ha funcionado en plural, eso nos demuestra la manifestación de estas tres personas que componen una jerarquía: “DIOS”.

Trataremos de explicarlo de la siguiente manera: “Dios” no es un nombre, no es una persona, Dios es una Jerarquía, un reino, un gobierno.
El rey no se llama rey, eso es un título, el presidente de una nación no se llama presidente, ese es su título, de igual manera Dios no se llama Dios, es un título que lo componen tres personas, estas tres personas representan ese reino, esa jerarquía, ese gobierno llamado Dios.

Nosotros podemos dirigirnos a ellos en plural o en singular, eso nos explica porque en el bautismo unos bautizan solo en el nombre de Jesús y otros en nombre de los tres, la razón es que, aunque bautizaran solo en el nombre de cualquiera de ellos, es válido, porque nunca la Biblia nos dice bautizándolos en “los nombres”, sino en “el nombre”, recordemos que las palabras “Padre, Hijo o Espíritu Santo” ninguna es un nombre propio sino un título, por lo tanto en plural son Dios, y en singular son Dios, porque Dios no es un nombre sino un título.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28: 19)

Entre estas tres personas hay niveles de autoridad establecidos, los cuales los estudiaremos a continuación:

El Padre.
Es más conocido como Jehová, ahora veremos ¿qué significa su nombre y quien es Jehová?
Jehová es el Dios supremo y creador de todo, es el principio y el final, la existencia de todo lo que hay.
El Nombre Jehová proviene de un verbo hebreo “YHWH” que significa “Existencia” “llegar a ser” o “Él Hace que Llegue a Ser”, el nombre Jehová se escribía con las cuatro letras del Tetragrama, que se corresponden con las consonantes YHWH, aunque se desconoce la pronunciación exacta de este nombre en hebreo antiguo, la forma “Jehová” se usa desde hace mucho en español, Hay quienes opinan que el nombre de Dios se pronunciaba “Yahweh” (“Yahvé”), mientras que otros sugieren otras posibilidades.
Lo cierto es que “YHWH” no es un nombre, sino 4 consonantes sin pronunciación al no tener vocales, no forman una palabra, sino un símbolo con el cual identifican a Dios, con el paso del tiempo en las traducciones a otros idiomas, incluyendo el español, se optó por algunas palabras para identificarlo y pronunciarlo, por ejemplo:
·         Jehová – Existencia, Ser, o el que hace que sea.
·         Adonay – Señor nuestro.
·         Shadday – El Señor de la montaña.
·         Elohim – Dios de dioses.
·         Emanuel – Dios con nosotros o entre nosotros.
Si vemos bien, cada palabra no es un nombre, sino un adepto para identificarlo, porque realmente nadie sabía cuál es el nombre de Dios, por eso cuando Moisés le pregunta cuál es su nombre, el mismo Dios se hace llamar a sí mismo “YO SOY”.
Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros” (Génesis 3: 13-14)

Pero en ese mismo párrafo Dios le da una salida a Moisés y por primera vez adopta un nombre con el cual decidió que lo identifiquemos y por eso se usó el nombre de Jehová en toda la biblia.
Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos” (Génesis 3: 15)

¿Por qué en el Nuevo Testamento ya no se escribe la palabra Jehová y únicamente se refieren a él como Dios o el Padre o Señor?
En parte, tiene que ver con el hecho que el Antiguo Testamento fue escrito en hebreo y el Nuevo en griego. Los traductores al español del texto hebreo mantienen el nombre “Jehová”, mientras que los traductores del griego del Nuevo Testamento mantienen el nombre “SEÑOR”. Recordemos que la palabra SEÑOR, cuando se escribe en mayúsculas en el Antiguo Testamento, es la palabra “Yahweh” (en hebreo) nos volvemos a encontrar en el griego de que la palabra hebrea “Jehová” no es un nombre sino un título que en griego significa “SEÑOR”.

Por esta causa no vemos que se nos ordena echar fuera demonios en nombre de Jehová, o sanar enfermos en nombre del Señor, o hacer milagros en nombre de Adonay, porque son identificadores de Dios, pero no son el nombre de Dios.

Cientos de años más adelante en la ciudad de Atenas Grecia, Pablo vio que en la religiosidad griega y en la mitología de ellos adoraban muchos dioses, entre ellos uno “DESCONOCIDO”, ellos reconocían que Dios existía, pero no encontraban la manera de llamarlo o ponerle nombre, y prefirieron dejarlo con un rotulo que decía “Al Dios no Conocido”.
Entonces Pablo, de pie ante el Concilio, les dirigió las siguientes palabras: «Hombres de Atenas, veo que ustedes son muy religiosos en todo sentido, porque mientras caminaba observé la gran cantidad de lugares sagrados. Y uno de sus altares tenía la siguiente inscripción: “A un Dios Desconocido”. Este Dios, a quien ustedes rinden culto sin conocer, es de quien yo les hablo. Él es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Ya que es el Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por hombres” (Hechos 17: 22-24 NTV)

Dios actuando separadamente al mismo tiempo.
En el bautismo de Jesús podemos ver a los tres manifestándose por separado al mismo tiempo.
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3: 16-17)
Podemos ver a Jesús en el agua, al Espíritu Santo descendiendo, y al Padre hablando desde el cielo, todos al mismo tiempo de forma separada, diferente e individual, eso nos confirma que son tres, pero cada uno constituye lo que es Dios.

Otro caso importante es el de Esteban, él estaba lleno del Espíritu Santo, pero vio en el cielo a Jesús a la derecha de Dios, al mismo tiempo otra declaración de estas tres personas que componen un todo llamado Dios.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hechos 7: 55-56)

¿Por qué la Biblia no habla de Jesús sentado a la diestra del padre, sino que solo dice a la diestra de Dios? (Lucas 22: 69)
Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios
La razón es que cuando Jesús viene a la tierra, él tiene una misión dada por el padre de morir por nosotros para salvarnos del castigo eterno, en la tierra, Jesús es la figura del hijo de Dios, eso convierte figurativamente a Dios como el Padre.
Si vemos en la historia Dios nunca se presentó como el padre, por eso cuando Jesús dice que es el hijo de Dios no le creían, porque nunca se había sabido que Dios tuviese un hijo.
En la misión Jesús es el hijo y Dios el padre, pero cuando la misión termina y Jesús vuelve al cielo, vuelve a su estado natural, a su gloria, a su Deidad, Jesús vuelve a ser Dios, por eso ya no se muestra como “Sentado a la diestra del Padre” porque esa misión ya termino, ahora está “sentado a la diestra de Dios” porque Jesús es también Dios.

El Espíritu Santo esta entre nosotros.
El padre está en el cielo, Jesús está en el cielo, quien está con nosotros actualmente es el Espíritu Santo.
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros” (Juan 14: 16-17)
Debemos reconocer que el Espíritu Santo es Dios, debemos honrarlo como tal, muchas veces no recibimos ni vemos la mano de Dios porque no honramos al Espíritu Santo, nos saltamos la línea de autoridad, nos dirigimos directamente a Jesús o al Padre para que hagan algo por nosotros y no le prestamos atención al Espíritu Santo, cuando en realidad quien está con nosotros es el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo era conocido como el Espíritu de Dios, y ha estado obrando desde la creación, acá podemos ver al Espíritu Santo trabajando junto con Dios el Padre, dos seres trabajando juntos.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1: 1-2)

El Espíritu Santo estuvo con Jesús desde el inicio, acá podemos ver al Espíritu Santo trabajando junto con Jesús en su ministerio, dos seres trabajando juntos.
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto” (Lucas 4: 1)

El Espíritu Santo siempre estuvo entre nosotros desde la creación, no llego a este mundo en el Pentecostés, él ya estaba acá, pero nosotros creemos que el espíritu santo es solo una experiencia, un sentir, un poder, o una energía, eso es un error, el Espíritu Santo es Dios, y ha estado entre nosotros desde la creación, es una persona de la trinidad divina, por lo tanto, debemos amarlo, honrarlo como Dios y darle el lugar que se merece en nosotros.

Podemos concluir que son tres seres, tres personas, tres deidades que componen un solo Dios, porque Dios no es un nombre ni una persona, sino un reino, un gobierno, un rey.

Palabras finales de motivación.
Benditos discípulos, esperamos en Dios puedan estar siendo edificados en la fe, fortalecidos en la palabra, y desafiados a vivir de una manera piadosa y conforme a la voluntad de Dios, te animamos a que sigas recibiendo este curso de 12 clases doctrinales, las cuales te harán madurar y te harán apto para la buena obra en Dios.

Preguntas y puntos a considerar y poner en practica esta semana.
·         Recuerda, Dios es uno y quiere una relación contigo.
·         Jesucristo es el hijo de Dios y el único salvador de nuestras vidas.
·         El Espíritu Santo es Dios y debemos honrarlo como tal.
·         Debes honrar la cadena de autoridad, no te saltes al Padre ni al Hijo, quien está con nosotros es el Espíritu Santo, por lo tanto, a él deben ser dirigidas nuestras oraciones.
·         Recuerda, tratar de entender a Dios no será fácil siempre será un misterio, lo que debe importarnos es que es real y que nos ama, y debemos servirle y entregarle nuestra vida, todo lo demás lo entenderemos hasta que lleguemos al cielo y veamos todo claramente.
El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce. No se nos pedirá cuenta de ellos. Sin embargo, nosotros y nuestros hijos somos responsables por siempre de todo lo que se nos ha revelado, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de estas instrucciones” (Deuteronomio 29: 29 NTV)


Anthony Hernandez
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