"quien
nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino
según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de
los tiempos de los siglos" (2 Timoteo 1:9)
Dios tiene un plan para la vida de cada creyente en el Señor Jesucristo. Su llamado, no solo envuelve un propósito maravilloso para nosotros a través de toda la eternidad, sino que también tenemos una expresión de ese llamamiento sobre la tierra al presente.
El llamado proviene de Dios.
“Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria” (Romanos 8:30 NTV)
Fuimos llamados a ser sus hijos.
“Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo” (Efesios 1: 4-5 NTV)
Somos la obra maestra de Dios.
“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás” (Efesios 2:10 NTV)
Toda situación está al servicio de mi formación.
"Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos" (Romanos 8:28 NTV)
Somos propiedad privada de Dios
"Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa" (1 Pedro 2:9 NTV)
Somos una señal profética.
“Dios dice en la profecía de Oseas: A los que no eran mi pueblo, ahora los llamaré mi pueblo, y amaré a los que antes no amaba.
Y también dice: En el lugar donde se les dijo: Ustedes no son mi pueblo, allí serán llamados hijos del Dios viviente” (Romanos 9: 25-26 NTV)
El mundo nos necesita
“Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor. A sus discípulos les dijo: La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos” (Mateo 9: 36-38 NTV)
Lo que Dios quiere usar:
Hombres sin historia como Enoc, para arrebatarlos a su presencia.
Usurpadores como Jacob, pero que luchan por su bendición.
Esclavos como José, para hacerlos gobernadores en las naciones.
Desterrados como Moisés, para hacerlos libertadores de pueblos esclavos.
Despreciados como Josué, para hacerlos conquistadores de promesas.
Cobardes como Gedeón, para hacerlos sagaces.
Menospreciados como David, para hacerlos reyes conforme a su corazón.
Cautivos como Daniel, para hacerlos consejeros de reyes.
Pescadores como Pedro, para hacerlos pilares en su obra.
Religiosos como Pablo, para hacerlos predicadores del Evangelio.
Desprestigiadas como Magdalena, para hacerlas herederas del reino de Dios.
"Personas como tú y yo, para hacernos sus hijos”
“Lo vil y menospreciado del mundo escogió Dios, para mostrar su grandeza” (1 Corintios 1:28)
Dios tiene un plan para la vida de cada creyente en el Señor Jesucristo. Su llamado, no solo envuelve un propósito maravilloso para nosotros a través de toda la eternidad, sino que también tenemos una expresión de ese llamamiento sobre la tierra al presente.
El llamado proviene de Dios.
“Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria” (Romanos 8:30 NTV)
Fuimos llamados a ser sus hijos.
“Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo” (Efesios 1: 4-5 NTV)
Somos la obra maestra de Dios.
“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás” (Efesios 2:10 NTV)
Toda situación está al servicio de mi formación.
"Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos" (Romanos 8:28 NTV)
Somos propiedad privada de Dios
"Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa" (1 Pedro 2:9 NTV)
Somos una señal profética.
“Dios dice en la profecía de Oseas: A los que no eran mi pueblo, ahora los llamaré mi pueblo, y amaré a los que antes no amaba.
Y también dice: En el lugar donde se les dijo: Ustedes no son mi pueblo, allí serán llamados hijos del Dios viviente” (Romanos 9: 25-26 NTV)
El mundo nos necesita
“Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor. A sus discípulos les dijo: La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos” (Mateo 9: 36-38 NTV)
Lo que Dios quiere usar:
Hombres sin historia como Enoc, para arrebatarlos a su presencia.
Usurpadores como Jacob, pero que luchan por su bendición.
Esclavos como José, para hacerlos gobernadores en las naciones.
Desterrados como Moisés, para hacerlos libertadores de pueblos esclavos.
Despreciados como Josué, para hacerlos conquistadores de promesas.
Cobardes como Gedeón, para hacerlos sagaces.
Menospreciados como David, para hacerlos reyes conforme a su corazón.
Cautivos como Daniel, para hacerlos consejeros de reyes.
Pescadores como Pedro, para hacerlos pilares en su obra.
Religiosos como Pablo, para hacerlos predicadores del Evangelio.
Desprestigiadas como Magdalena, para hacerlas herederas del reino de Dios.
"Personas como tú y yo, para hacernos sus hijos”
“Lo vil y menospreciado del mundo escogió Dios, para mostrar su grandeza” (1 Corintios 1:28)
Anthony Hernandez
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