Salvando vidas
Una vez iba un Doctor hacia una aldea donde se había
criado desde niño, pero por los estudios se había ido a la ciudad, a los años
regresaba para ayudar a su comunidad, donde la única manera de llegar era a
través del río en canoa, el Doctor cuando vio que los que lo llevaban en la canoa eran campesinos, comenzó a
presumir de lo que era, sabia y de lo que iba a hacer en el pueblo al salvarle
la vida a mucha gente en su comunidad.
En esos días el río había crecido y las corrientes eran
fuertes, cuando de repente la canoa en la que iban se dio vuelta, y lo
sorprendente era que el Doctor no podía nadar, pero el que llevaba la canoa era
un experto en estas situaciones, y cuando el doctor se estaba ahogando, el
campesino lo tomo de la mano y lo llevo hasta la orilla luchando contra la
corriente, y cuando llegaron a la orilla el campesino le dijo al Doctor:
“Tal vez yo no sea Doctor, pero también se salvar vidas”
Que tremendo es
darnos cuenta como cristianos de la responsabilidad que tenemos de predicar el
evangelio, hay mucha gente que las corrientes de este mundo los están
arrastrando hacia el fondo del pecado, del orgullo y de la perdición, hoy nos
es fácil ver gente que lo único que hace es presumir de ellos mismos, se jactan
de los cartones que hay en sus paredes, mientras en su corazón no hay ni un
versículo de Dios, es bueno esto sin dejar aquello, pero la vida no se basa en
logros materiales solamente, hay algo mas que eso, y es la salvación de Dios,
el favor y la misericordia de Dios.
Lo tremendo es que
no solo afuera vemos esto, sino aun dentro de nuestras Iglesias, hay gente que
no sabe nadar en el río de Dios, cuando sus aguas son aguas de vida, ¿te has
preguntado porque te cuesta Orar como antes lo hacías? ¿Porque te cuesta
congregarte como antes lo hacías? ¿Porque ya no cantas y lloras como antes lo
hacías? no será que no aprendiste a nadar en Dios y ahora te estas ahogando en
tu vida misma, hay personas que se siguen bañando a la orilla del rio con
pailas de plásticos cuando Dios te dice; “Lánzate al rio”, “Nada con migo un
momento”, “Metete al agua y te lavare de tus maldades”, pero preferimos
expresar una falsa espiritualidad, queriendo demostrar una vida que esta lejos
de nuestra interior realidad.
A Dios no lo
podemos sorprender con nuestro talento, con nuestra música, con nuestras
habilidades, con nuestros temas, solamente es tocado por un corazón contrito y
humillado, un corazón que depende solo de el, que vive para el, que sueña para
el, un corazón que no esta dispuesto a quedarse solo con la salvación, sabe y
entiende que hay algo mas, y es la relación con el padre.
Quizás no seamos
los mejores en nuestro entorno, siempre habrá alguien que haga mejor las cosas
que nosotros, siempre habrá alguien delante de nuestra fila, siempre habrá un
mejor predicador, un mejor cantor, un mejor letrista, un mejor escritor, pero
Dios te dice: “También puedes salvar vidas”, “También puedes hacer algo por
alguien más”. “Id por el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16: 15.)
Fraternalmente tú
amigo y hermano
Anthony Hernández
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