Anthony Hernandez es un Productor Musical y escritor que Dios a levantado en Dallas Tx, el motivo de esta web es poder bendecir tu vida con Palabra Fresca, Material Pastoral, Predicas, Reflexiones, Música, Vídeos etc. escribenos: credoproducciones@gmail.com
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miércoles, 24 de marzo de 2021
Numerología Bíblica - Anthony Hernández
miércoles, 10 de marzo de 2021
Los 10 Mandamientos - Anthony Hernandez
Debemos entender que las leyes y
mandamientos no vienen por obediencia, sino al contrario, son consecuencias de
desobediencia y advertencia para no hacer lo malo.
En todo edificio, lugar y hasta
comunidades hay normas a seguir y respetar, y si rompemos alguna de esas leyes
podemos vernos envueltos en problemas.
Debemos tener claro que servimos a un
Dios amoroso pero que también es celoso y castiga la maldad y la traición muy
duramente, veamos a continuación los 10 mandamientos:
1.
No tendrás dioses ajenos delante de mí (Éxodo 20: 3)
Dios no soporta ni tolera la
traición, no negocia su soberanía, el detesta la idolatría y castiga muy
severamente a los que van detrás de dioses falsos.
“Esto dice
el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ustedes vieron las
calamidades que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Ahora
están abandonadas y en ruinas. Ellos provocaron mi enojo con toda su
perversidad. Quemaban incienso y rendían culto a otros dioses, dioses que ni
ellos ni ustedes ni ninguno de sus antepasados conocieron. Una y otra vez envié
a mis siervos, los profetas, para rogarles: No hagan estas cosas horribles que
tanto detesto, pero mi pueblo no quiso escucharme ni apartarse de su conducta
perversa. Siguieron quemando incienso a esos dioses. Por eso mi furia se
desbordó y cayó como fuego sobre las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalén, que hasta hoy son unas ruinas desoladas” (Jeremías 44: 2-6 NTV)
2. No te harás imagen,
No te inclinarás a ellas, ni las honrarás
“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los
que me aman y guardan mis mandamientos”
(Éxodo 20: 4-6)
Solo el que conoce al Dios verdadero tendrá
el carácter para rechazar las demandas de un movimiento idolatra.
“Nabucodonosor
les preguntó: ¿Es cierto, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que ustedes se rehúsan a
servir a mis dioses y a rendir culto a la estatua de oro que he
levantado?
Les
daré una oportunidad más para inclinarse y rendir culto a la estatua que he
hecho cuando oigan el sonido de los instrumentos musicales. Sin embargo, si se
niegan, serán inmediatamente arrojados al horno ardiente y entonces, ¿qué dios
podrá rescatarlos de mi poder?
Sadrac,
Mesac y Abed-nego contestaron: Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos
delante de usted. Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien
servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su
majestad; pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted
que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que
usted ha levantado” (Daniel 3:
14-18 NTV)
3. No tomarás el nombre
de Jehová tu Dios en vano
“No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por
inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éxodo
20: 7)
Usar el nombre de Dios para tratar de convencer que decimos
la verdad, hacer un juramento usando el nombre de Dios, es ponerlo a él de
testigo de un trato, un hecho o de una promesa, Dios no tiene problemas con
eso, incluso muchos tratos se hacían en el antiguo testamento basados en el
juramento poniendo a Dios por testigo.
El problema empieza cuando mentimos, traicionamos, estafamos
y faltamos a nuestras promesas, ahí usamos el nombre de Dios en vano, y Dios
castiga eso, porque su nombre es sagrado, es veraz, no hay mentira en él, Dios
no es socio de mentirosos, no respalda a estafadores, no hace trato con
aquellos que no respetan su nombre, que lo toman a juego y abusan de su bondad.
Jesús nos enseña acerca de los juramentos:
“Ustedes
también saben qué hace mucho se dio este mandamiento: “Cumplan lo que le juren
a Dios”. Pero yo les digo: Nunca juren. No juren por el cielo, porque es
el trono de Dios; ni juren por la tierra, porque es donde él pone sus
pies; ni por Jerusalén, porque Jerusalén es la capital del gran Rey. Ni
siquiera juren por su propia cabeza, porque no pueden volver blanco o negro ni
un solo cabello. Es suficiente con que digan “sí” o “no” y nada más. Si
dicen algo más, seguro viene del maligno” (Mateo 5: 33-37 NBV)
4.
Acuérdate del día de reposo para santificarlo
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es
reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está
dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día;
por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo
20: 8-11)
El espíritu de este mandamiento no ha cambiado, lo que Dios
quería es que el ser humano se desprendiera del afán, de la ansiedad y del
materialismo, y que ese día fuese dedicado exclusivamente para Dios, en si Dios
no estaba interesado en un día especifico como el sábado, pudo haber sido
cualquier otro día, lo que Dios quería era que un día a la semana nos
dedicáramos a buscar su rostro, su presencia y adorarlo como nuestro Dios.
Jesús hizo muchos milagros en el día sábado, y no es porque
quería romper las reglas, sino que quería demostrarnos que el día en específico
no era lo que a Dios le agradaba, sino en nuestra rendición, entrega y
adoración a él, y el hacer el bien a otros.
“Entonces Jesús agregó: El Hijo del Hombre es Señor
incluso del día de descanso
Otro
día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la
sinagoga mientras Jesús enseñaba. Los maestros de la ley religiosa y los
fariseos vigilaban a Jesús de cerca. Si sanaba la mano del hombre, tenían
pensado acusarlo por trabajar en el día de descanso. Pero Jesús sabía lo que
pensaban y le dijo al hombre con la mano deforme: Ven y ponte de pie
frente a todos. Así que el hombre pasó adelante.
Entonces
Jesús les dijo a sus acusadores: Tengo una pregunta para ustedes:
¿Permite
la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el
mal?
¿Es
un día para salvar la vida o para destruirla?
Miró
uno por uno a los que lo rodeaban y luego le dijo al hombre: Extiende la
mano. Entonces el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada! Al
ver esto, los enemigos de Jesús se llenaron de rabia y comenzaron a discutir
para decidir qué harían con él”
(Lucas 6: 5-11 NTV)
5. Honra
a tu padre y a tu madre
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus
días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20: 12)
Honrar: significa mostrar respeto, admiración, estima y
consideración hacia una persona.
Como hijos tenemos la obligación de honrar a nuestros padres,
de mostrar respeto, sujeción y obediencia, cuando hacemos eso abrazamos las
promesas que este mandamiento abarca.
Pablo nos da una ilustración más amplia de este mandamiento:
“Hijos,
obedezcan a sus padres porque ustedes pertenecen al Señor, pues esto es lo
correcto. Honra a tu padre y a tu madre. Ese es el primer mandamiento que
contiene una promesa: si honras a tu padre y a tu madre, te irá bien y
tendrás una larga vida en la tierra.
Padres,
no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos
con la disciplina e instrucción que proviene del Señor” (Efesios 6: 1-4 NTV)
La otra cara de la moneda está en los padres, es
más fácil regañar a un hijo, mal tratarlo, imponer nuestra autoridad
gritándoles, castigándoles de manera abusiva, amenazándoles, chantajeándoles, y
a veces hacerles pasar vergüenza delante de los demás para mostrar que el que
manda somos nosotros, con todo eso solo estamos creando heridas en el corazón
de los hijos, activando la arteria de la rebeldía en sus corazones,
provocándoles que nos desprecien y nos ignoren y que en algunos casos se
avergüencen de nosotros.
¿Por qué te es fácil gritarle y te es tan difícil
sentarte a hablar de la biblia con tu hijo?
¿Por qué crees que decirle que se va ir al infierno
es mejor en vez de hablar del amor de Dios?
¿Por qué crees que los pleitos son mejor que el
dialogo?
¿Quién te enseño que el castigo es mejor que la
disciplina?
¿Si tu hijo necesita corregirse es porque nunca le
enseñaste la instrucción?
¿Realmente tienes un mal hijo o tú no has sido un
buen padre?
6. No Mataras
(Éxodo
20: 13)
La vida es sagrada y solo aquel que la dio tiene el
poder de quitarla, cuando una persona llega a matar intencionalmente a otra es
por causa de un enojo descontrolado, por envidia, maldad, intereses egoístas, o
por influencias demoniacas.
Jesús nos sube la apuesta y nos desafía a un grado
mayor de auto control:
“Han oído que a nuestros antepasados se les dijo: “No
asesines. Si cometes asesinato quedarás sujeto a juicio” Pero yo digo: aun si
te enojas con alguien, ¡quedarás sujeto a juicio! Si llamas a alguien idiota,
corres peligro de que te lleven ante el tribunal; y si maldices a alguien,
corres peligro de caer en los fuegos del infierno” (Mateo 5: 21-22 NTV)
¿Es pecado enojarme?
No, pero estando en el
estado de enojo si podemos llegar a pecar y cometer actos fuera de control y
llenos de desgracia, como llegar al punto de asesinar a alguien, Pablo nos
aconseja:
“Si se enojan, no cometan el pecado de dejar que el enojo les dure todo
el día. Así no le darán lugar al diablo” (Efesios 4:26-27 NBV)
“Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas,
calumnias y toda clase de mala conducta. Por el contrario, sean amables
unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios
los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo” (Efesios
4: 31-32 NTV)
7. No cometerás
adulterio (Éxodo 20: 14)
Definitivamente
que uno de los pecados capitales y que más daño nos hace a nuestra familia,
sociedad y relación con Dios, es la infidelidad matrimonial, es la causa
prioritaria y de mayor porcentaje de los divorcios, de los abandonos de hogar,
de la destrucción familiar, esto tiene como resultado a personas heridas,
inseguras porque alguien les traiciono, amargadas con el sexo opuesto porque
piensan que todas las personas son iguales de traicioneras, esto tiene como
consecuencia hijos abandonados, sin una formación correcta, sin un modelo
familiar adecuado a seguir, por ende tenemos una sociedad acabada, llena de
maldad, sin valor a la vida, llena de violencia, prostitución, drogas y con
nuevos matrimonios con más probabilidades de fracasar que de durar para toda la
vida, porque fue lo que los padres sembraron en los torcidos corazones que hoy
tienen esos hijos.
Jesús
al ver esta situación nos eleva la apuesta y nos dice lo siguiente:
“Han oído el mandamiento que dice: “No cometas adulterio” yo digo que el
que mira con pasión sexual a una mujer ya ha cometido adulterio con ella en el
corazón. Por lo tanto, si tu ojo, incluso tu ojo bueno te hace caer en
pasiones sexuales, sácatelo y tíralo. Es preferible que pierdas una parte de tu
cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano, incluso
tu mano más fuerte te hace pecar, córtala y tírala. Es preferible que pierdas
una parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno” (Mateo 5: 27-30 NTV)
Jesús no solo condena el
acto sexual, sino también la morbosidad, la lascivia, el deseo pecaminoso y la
masturbación, la cual es darse placer uno mismo pensando en otra persona.
8.
No
Robaras (Éxodo 20: 15)
No podemos andar por la vida tomando
el camino fácil, robando, estafando, tomando lo que no es nuestro, eso Dios lo
aborrece, nuestra vida tiene que ser integra, decente, honrada, sin ser
personas de mala reputación, de ser alguien lleno de vergüenzas por actos
bochornosos, Dios condena a los que toman lo que no les pertenece:
Pablo aconseja lo siguiente:
“Si eres
ladrón, deja de robar. En cambio, usa tus manos en un buen trabajo digno y
luego comparte generosamente con los que tienen necesidad”
(Efesios 4: 28 NTV)
Todo ladrón puede encontrar una
oportunidad de cambio en Jesús
“pero la gente estaba
disgustada, y murmuraba: Fue a hospedarse en la casa de un pecador de mala fama,
Mientras
tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo: Señor, daré la mitad de
mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré
cuatro veces más.
Jesús
respondió: La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre ha
demostrado ser un verdadero hijo de Abraham. Pues el Hijo del Hombre vino
a buscar y a salvar a los que están perdidos” (Lucas 19: 7-10 NTV)
9. No
hablarás contra tu prójimo falso testimonio (Éxodo 20: 16)
Dios condena el chisme, el hablar
cosas falsas de los demás, la calumnia y el inventar cosas de otras personas
que nunca han pasado, eso solo nace en un corazón egoísta, amargado, lleno de
oscuridad y maldad.
Una persona chismosa es alguien
insatisfecha con su propia vida y siente la necesidad de entrometerse en los
asuntos que no le corresponden.
Una persona chismosa es alguien que
no soporta la felicidad en la vida de otro y se mete para destruir lo que ella
misma no puede vivir.
Una persona chismosa es un agente de
satanás que solo lleva discordia, división, malicia a la vida de otras
personas, sus labios son venenosos y astutos, sus palabras son peligrosas, sus
pláticas están llenas de influencia diabólicas, el chisme es del diablo y Dios
lo rechaza.
Dios ordena que no haya chisme entre
el pueblo:
“No andarás
chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo
Jehová” (Levítico 19: 16)
Dios aborrece y abomina el chisme:
“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su
alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre
inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para
correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia
entre hermanos” (Proverbios
6: 16-19)
Nuestra lucha cada día es domina la lengua
“De todas las
partes del cuerpo, la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de
maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el
infierno mismo la enciende.
El
ser humano puede domar toda clase de animales, aves, reptiles y
peces, pero nadie puede domar la lengua. Es maligna e incansable, llena de
veneno mortal. A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces
maldice a quienes Dios creó a su propia imagen. Y así, la bendición y la
maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien!” (Santiago 3: 6-10 NTV)
10. No
Codiciaras
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de
tu prójimo” (Éxodo 20: 17)
La
Codicia: deseo excesivo de poseer muchas cosas, especialmente
riquezas o bienes, es la insatisfacción de lo que tenemos y querer tener lo que
le pertenece a otro, es la desesperación por querer obtener más de lo que
necesitamos o merecemos.
El codicioso no reparará en ningún límite moral o legal
para conseguir aquello que quiere: riquezas y más riquezas, si hay que
perjudicar a alguien, traicionar, engañar, manipular, cometer un fraude, ser
desleal, o directamente lastimar, lo hará sin problemas ni remordimientos.
·
Renuncia a la codicia
“Si
renuncias a tu codicia del dinero y arrojas tu precioso oro al río, el
Todopoderoso será tu tesoro. ¡Él será tu plata preciosa!” (Job 22: 24-25 NTV)
·
La codicia sexual
es peligrosa
“Hice un pacto con mis ojos, de no mirar con
codicia sexual a ninguna joven.
Pues, ¿qué ha escogido para nosotros el Dios del
cielo?
¿Cuál es nuestra herencia del Todopoderoso en las
alturas?
¿No es calamidad para los malvados y desgracia para
quienes hacen el mal?
¿No ve Dios todo lo que hago y cada paso que doy?
¿Acaso he mentido o he engañado a alguien?
Que Dios me pese en la balanza de justicia, porque
sabe que soy íntegro.
Si me he desviado de su camino, o si mi corazón ha
codiciado lo que vieron mis ojos
o si soy culpable de cualquier otro pecado, entonces,
que otro coma las cosechas que he sembrado. Que todo lo que planté, sea
desarraigado.
Si mi corazón ha sido seducido por una mujer, o si
he codiciado a la mujer de mi prójimo, entonces, que mi esposa sirva
a otro hombre, y que otros hombres se acuesten con ella.
Pues la codicia sexual es un pecado vergonzoso, un
delito que debería ser castigado.
Es un fuego que arde todo el camino hasta el
infierno; arrasaría con todo lo que poseo”
(Job 31: 1-12 NTV)
·
Alégrate en el éxito
de tu prójimo como si fuera tuyo
“Pues los mandamientos dicen: No cometas
adulterio. No cometas asesinato. No robes. No codicies, estos y otros
mandamientos semejantes se resumen en uno solo: Ama a tu prójimo como a ti mismo”
(Romanos 13: 9 NTV)
11. El Mandamiento más importante
“Maestro,
¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés? Jesús contestó:
Ama
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, Este es el primer
mandamiento y el más importante.
Hay
un segundo mandamiento que es igualmente importante: Ama a tu prójimo como a ti
mismo, Toda
la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos”
(Mateo 22: 36-40 NTV)
Si
aprendemos a basarnos en el amor hacia Dios y hacia nuestro prójimo, podremos
cumplir la ley, porque el amor produce respeto, honra, relaciones sanas, apoyo
y cuidado.
Cuando
uno ama cuida de no lastimar a esa persona querida, de no traicionar ni
defraudar, le cuida el corazón, lo mismo es con Dios y con nuestro prójimo, la
ley es más que obediencia, es amor.
Jesús
nos dijo: “Si ustedes me aman, obedecerán
mis mandamientos” (Juan 14: 15 NBV)
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